PASTORAL VOCACIONAL: AÑO 2011

ESTE AÑO QUEREMOS FORMAR UNA GRAN COMUNIDAD QUE TRABAJE POR LAS VOCACIONES. SI TE INTERESA, ESTES DONDE ESTES EN ESTE MUNDO.
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"Las vocaciones existen; lo que hay que hacer es despertarlas"
Juan Pablo II

SUBSIDIOS FORMATIVOS, REFLEXIONES Y ORACIONES.

1: CUADERNO DE ORACIONES. PARA SACERDOTES Y LAICOS. ADORACION EUCARISTICA, ORACIONES,ENSEÑANZAS DE SAN JUAN MARIA VIANNEY, JACULATORIAS, Y MUCHO MAS...
COMPILADO POR EL P. DAVID ROGANI
PARTE 1 PARTE 2

2: CAMINANDO HACIA UNA CULTURA VOCACIONAL.
TEXTO.

3: ME ESTA LLAMANDO DIOS???
SUBSIDIO PARA PENSARLO.

4: CATECISMO VOCACIONAL. NOCIONES BASICAS SOBRE LAS VOCACIONES Y LA PASTORAL VOCACIONAL. PUBLICADO POR EL CENTRO VOCACIONAL DE MONTERREY.
TEXTO

5: HISTORIA DEL SEMINARIO ARQUIDIOCESANO. BREVE RESUMEN DE SUS HECHOS MAS SIGNIFICATIVOS:

lunes, 20 de septiembre de 2010

Boletin Setiembre 2010

Queridos hermanos de las parroquias y de la Pastoral Vocacional:

Gracia y paz a ustedes de parte de Aquel que es, que era y que será” (cfr. Ap. 1, 4). Les hacemos llegar nuestros más fraternos saludos en el Señor.

Invitamos a toda nuestra Pastoral -y a aquellos que quieran sumarse- a visitar el Monasterio de Hnas. Carmelitas el próximo martes 26 de octubre (si el buen tiempo lo permite). La razón de la visita que desde hace varios años se viene realizando no es “estudiar” o analizar la vida “extraña” que llevan adelante las hermanas que fueron llamadas a abrazar la contemplación o la clausura. Como ellas presentan diariamente a Dios las necesidades del mundo nos unimos en esa tarde en la oración y en la Eucaristía para pedir el aumento de las vocaciones. Nos hacen llegar sus propias palabras desde el convento:Es una vida de sencillez evangélica, que debe armonizar la soledad y el silencio, necesarios para comunicarnos con Dios en la oración, con la vida fraterna y comunitaria, donde ponemos al servicio de las hermanas lo recibido del Señor en los momentos de oración. Ello se encuentra reflejado en nuestro horario... El centro de la jornada es la Eucaristía, que celebramos diariamente... Durante el día, tenemos dos horas de oración personal -a solas con Dios-: una por la mañana y una por la tarde, y dos momentos de encuentro fraterno en comunidad -que llamamos “recreación”… El resto del día lo pasamos en el silencio y la soledad que prolongan el clima de oración, repartiendo el tiempo entre la oración en común: la “Liturgia de las Horas” -llamada también “Oficio Divino”-, el trabajo, la formación, la lectura espiritual, y el descanso... el clima de silencio y recogimiento que es necesario para nuestra forma de vida consiste en una separación material del mundo exterior, no para aislarnos de él sino, al contrario, para poder poner mejor las necesidades del mundo en el corazón de Dios…”

A la luz de lo que ellas mismas nos dicen de su vida es oportuno dar gracias a Dios: ellas contribuyen desde el silencio a la santificación del mundo con su vida oculta en Cristo Jesús.

En este boletín nos trae también su palabra Mons. Maulión. Oriundo de nuestra arquidiócesis, hoy arzobispo de Paraná, celebra en este 2010 sus bodas de oro sacerdotales. Durante muchos años fue formador de nuestro seminario por lo cual nos pareció muy importante su testimonio.

Saludamos atentamente en la cercana fiesta de la Virgen del Rosario. ¡¡A Ella pidamos más y santas vocaciones!!

P. David Rogani

Palabras de Monseñor Mario Maulión, (Arzobispo de Paraná),que fue sacerdote de nuestra Arquidiócesis, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales.

1-¿Cómo puede resumir su llamado al sacerdocio? ¿Cómo lo experimentó?

-“El llamado al sacerdocio es algo que fui experimentando de a poco. No tuve, momentos o experiencias significativas: más bien fue algo que comencé a sentir de pequeño. Me recuerdo en casa, en el comenzar mi vida cristiana: en mi familia había dos tíos sacerdotes: un hermano de mi papá y un hermano de mi abuelo. En mi familia y en mi primera escuela se vivía la vida cristiana como algo natural. ¿Estas cosas fueron el comienzo del llamado? No sé decirlo con seguridad. Pero creo que sí. Lo que recuerdo es que casi sin darme cuenta comencé a sentir un deseo de ser sacerdote, como que yo era para el sacerdocio. No soñaba con ser sacerdote pero sí lo experimentaba como mi camino. Ingresé al Seminario de pequeño (tenía 12 años cumplidos). No sé si por vergüenza o por miedo no me animaba a decírselo a papá. Mamá lo hizo y él se mostró acogedor a mi deseo. Sí puedo decir que con su vida y su palabra mis padres me ayudaron mucho a pensar y responder al “llamado”.

2-¿Qué recuerdos tiene más grabados de su vida en el Seminario y de su preparación al sacerdocio? - Lo que recuerdo de aquella infancia fue que poco a poco fui viendo qué significaba ser sacerdote y qué requería esto: seguir a Jesús y servirlo como su sacerdote. Los “largos” 13 años de vida en el Seminario no fueron, para mí, tan “largos”. No los sentí pesados; me animaría a decir que me fueron naturales. De la vida de Seminario recuerdo mucho a los superiores que tuve y a mis compañeros más cercanos. Muchos de ellos dejaron en una marca bien honda. Esa relación de compañero o de formador a formando se fue trasformando, con el tiempo, en amistad fraterna. Todos éramos muy distintos, con personalidades y estilos bastante diferentes: marcaron mi vida. Ahora veo que ellos, obispos, sacerdotes y compañeros, fueron la Iglesia que me fue formando. Esos años no fueron siempre estupendos y maravillosos. Hubo situaciones difíciles, por momentos duras. Pero esencialmente fueron para mí fructuosos y fecundos. Fue en esa vida en la que fui madurando mi visión del sacerdocio en la Iglesia y mi decisión de asumirlo por las manos de misma Iglesia, es decir, superando miedos y desconciertos, tomar la decisión de asumirlo y de “lanzarme a la pileta”. Recuerdo mi vida en el Seminario como el ir avanzando como por etapas: desde la recepción de la sotana, el paso al Seminario Mayor, continuando por la tonsura (ya desaparecida), las Órdenes Menores (cambiadas luego por los Ministerios), el Subdiaconado (también desaparecido), el Diaconado y la Ordenación Presbiteral. Y tengo presente en todo este trayecto el acompañamiento y la presencia amorosa de mis padres, mis hermanos, mi familia y mi parroquia”.

3-¿Cuáles fueron las tareas pastorales encomendadas donde vivió su ministerio sacerdotal? ¿Cómo vivió sus primeros pasos como sacerdote?

-“Desde la ordenación sacerdotal hasta cuando fui ordenado obispo, mi vida y mi actuación sacerdotal se desarrolló en el Seminario. Salvo dos años y medio que estuve en Roma estudiando, el resto del tiempo lo desarrollé en el Seminario. Comencé dando clases en el Seminario Menor (Botánica, Francés y Latín). Colaboraba con el Sacerdote encargado de varias comunidades de seminaristas. Al año siguiente comencé también a dar clases en Filosofía. En el año 1965 al regresar de Roma fui destinado a la comunidad del Filosofado y fui dando distintas asignaturas de Filosofía y también de Teología. Posteriormente fui designado como vicerrector del Seminario (el Rector era Mons. Barotto), luego Rector del Seminario Menor y finalmente también del Mayor. Fuera del Seminario colaboré en parroquias, daba curso de formación a laicos y también acompañé a la asesoría de la Acción Católica y en el Movimiento Cursillos de Cristiandad”. A los años de mi vida sacerdotal los quiero resumir así: siento que fui formado y fui conducido por la Iglesia. Esa Iglesia es mi Madre, la Madre que me formó y me condujo y es la Iglesia a la que quiero, con el más profundo sentido evangélico. Es la Iglesia como Jesús la quiso y la hace, con la riqueza y la fuerza de Él y con las limitaciones y debilidades humanas nuestras.

4-¿Cuáles son las preocupaciones de un pastor, de un obispo en el mundo de hoy?

-“Creo que la ocupación y la preocupación de un pastor, sea Obispo o colaborador de él (Presbítero) está en el anunciar al Señor, en ir configurando a la Iglesia como la Iglesia de Jesús, en impulsarla a ser testigo de Él en nuestro mundo. Creo sí que esto es lo permanente de la Iglesia y del Pastor que la orienta y conduce: tiene que afianzarse en el encuentro con Él (por la Palabra, por la Eucaristía, por la vivencia de una caridad interna y proyectada al mundo). Ante esto como Iglesia y como Pastor uno se encuentra con desafíos muy serios y delicados: anunciar y proclamar la verdad ante una cultura que no admite verdades y cuyo pensamiento es débil puesto que todo es opinable; esto lleva al relativismo: ¡todo es igual, todo vale lo mismo! El debilitamiento de lo religioso reducido a algo subjetivo o al gusto de cada uno. La fragilidad de la familia que culturalmente va perdiendo consistencia y su misma naturaleza. Sobre esto me siento identificado con el Santo Padre y con los Obispos en su documento de Aparecida. La urgencia pastoral está en renovar a la Iglesia en la Fe, es decir en el encuentro con el Señor por la Palabra por la acción sacramental y por una lúcida mirada hacia el mundo, hacia la cultura para saber “dar razones de nuestra Fe”.

5-¿Y las alegrías o esperanzas? -“Creo que la alegría y la esperanza van unidas: así lo vivió la Virgen, modelo de creyente y de vivencia eclesial. De Misionera y de Testigo. Su Magnificat expresa en qué se alegra Ella y en Quién espera. Y yendo a algo muy personal, con sinceridad, me animo a decir que estoy contento de estar y ser parte de la Iglesia de Jesús. Y tengo esperanza porque confío que el Señor sigue cumpliendo lo que prometió al subir a los cielos: “No tengan miedo: estaré siempre con ustedes”.

6-¿Cómo vive este jubileo? ¿Qué mensaje puede darnos? -“Vivo este jubileo con acción de gracias al Señor por lo que me viene dando desde lo que recuerdo. Le agradezco también lo que quiso hacer a través mío. Le pido al Señor que en su misericordia me perdone por lo que hice mal, por lo bueno que omití hacer o no logré realizar. Y le pido que me dé la gracia de la fidelidad y de la perseverancia hasta el final: voy experimentando el alcance de la frase de San Pablo: “Sé en Quien he confiado”.

7-¿Qué diría a un joven que experimenta el llamado de Dios?

-“Con toda la fuerza que pueda tener y por la experiencia de mi vida le digo (no simplemente le diría): no sólo que vale la pena sino que es muy verdadero que Él nos llama “amigos” porque lo es. Es una invitación que Él le hace como lo viene haciendo desde Pedro, Andrés, Santiago, Juan, el joven rico… hasta hoy. Es para un camino duro (Él mismo habló de “tomar la cruz” para seguirlo) Pero vale la pena porque será caminar con por Él, por Él, como Él, para ser sus testigos. Y que siempre tenga presente que ese caminar en la vida así lo hizo la Virgen, los que lo siguieron desde entonces hasta ahora. Y que es posible realizarlo porque con su Gracia se cumple lo que decía San Pablo:- “Todo lo puedo en quien me hace fuerte


Próxima Reunión: martes 26 de octubre a las 15.30 hs en el Monasterio de las Hnas. Carmelitas


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