"Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad" (cf. Flp 2, 2-3).Nuevamente nos encontramos a través de este boletín para alegrarnos en Dios que es El que nos reúne, ya que al ser Comunión de Personas, hace posible nuestra propia fraternidad, en la que deseamos se celebre la dicha de tener un mismo corazón. Esto se pudo vislumbrar cuando hace unos días
celebrábamos la fiesta de la Sma. Virgen del Rosario!!! Que gracia experimentamos todos junto a nuestro arzobispo, sacerdotes, diáconos, seminaristas y todo el pueblo de Dios!! A continuación recordemos un fragmento de lo que nos decía S.E.R, Mons. Adriano Bernardini, Nuncio de Su Santidad Benedicto XVI:
"...permítanme dos palabras más dirigidas especialmente a mis hermanos en el sacerdocio: la virginidad no es
infecundidad, no es esterilidad y mucho menos soledad. Caminamos al encuentro de la infecundidad y de la esterilidad si no hacemos perseverar nuestro "sí" con una fe profunda, con un total abandono en Dios.
Caminamos hacia el encuentro de la soledad si dejamos solo a Cristo y si nos alejamos del manto materno de María. Sí, no dejemos solo a Jesús, sobre todo presente en el tabernáculo, si no queremos quedarnos
verdaderamente solos". Como nosotros, en nuestra pastoral, rezamos por los sacerdotes, experimentamos en estas palabras una mayor sensibilidad. Y es por eso que renovamos nuestro propósito de pedir, rezar, implorar a Dios por la santidad de los sacerdotes y de los seminaristas. Y justamente la Arquidiócesis se goza por otra gracia en este jubileo: la llegada de la reliquia del Santo Cura de Ars el 23 de noviembre, en la Iglesia
Catedral. La Santa Misa, de las 19:30 hs., será presidida por nuestro Arzobispo y concelebrada por los sacerdotes que cumplirán este año sus bodas de Plata Sacerdotales (PAPALEO, Rubén; BOSSI, Guillermo; BOTTOLI, Alejandro; CALANDRA, Juan José; CARDARELLI, Emilio; CASTRICONE, Claudio; LAMAS, José María; LARDIZABAL, Fernando; PRATTI, Eraldo; SEGOVIA, Adolfo) Recordamos que hay un encuentro para aspirantes al Seminario Mayor del 27 al 29 de noviembre en el Seminario. En el primero
participaron seis jóvenes. Recemos y difundamos esta iniciativa!! En Cristo Jesús, Buen Pastor.
Padre David Rogani
"...Mucho antes de rayar el alba, cuando en Ars todo reposaba, se
hubiera podido vislumbrar, a través del cementerio, un vago
resplandor. El Rdo. Vianney, con una linterna en la mano, pasaba de
la casa parroquial a la iglesia. El buen soldado de Cristo se dirigía al
lugar de la oración. Se encaminaba enseguida al presbiterio y allí se
ponía de rodillas. Entonces se expansionaba su corazón de deseos,
cargado ya de sufrimientos. En el silencio de la noche, pedía al
Señor, en voz alta, que tuviese piedad de su rebaño y de su pastor.
"¡Dios mío, decía, concédeme la conversión de mi parroquia;
consiento en sufrir cuanto queráis durante toda mi vida,... sí,
durante cien años los dolores más vivos, con tal que se conviertan!" Y
regaba las gradas con sus lágrimas. Al despertar el día, el buen
sacerdote todavía estaba allí. La gente lo advertía a la luz que
penetraba a través de los cristales. Algunos días, no salía de la
iglesia sino hasta después del Ángelus de la tarde...
...Casi todos los días, visitase o no las familias del lugar, hacía
por la tarde una pequeña excursión por la campiña. Se aprovechaba
también de ella para orar, ya levantando el corazón a Dios, ya con el
rezo del breviario.
Un día, el padre Mandy, cuando atravesaba el bosque de la
Papisa, encontró al señor Vianney arrodillado. El joven cura no
advirtió su presencia. Lloraba a lágrima viva y repetía sin cesar:
"¡Dios mío, convierte mi parroquia!". El buen hombre no osó turbar
la conmovedora oración y se retiró silenciosamente...
Se ponía en oración, de rodillas, ante el altar, o bien, rezaba el
oficio divino. "¡Que hermoso y edificante era ver a la débil luz de una
vela, aquella figura enflaquecida por la penitencia! ¡Oraba con tanto
recogimiento, dirigiendo de cuando en cuando la mirada hacia el
sagrario, y con una sonrisa tan dulce, que parecía Nuestro
Señor!...".
(Extraído de "Vida del Cura de Ars", de F. Trochu)
Preces:
A cada oración respondemos: "Escúchanos Señor..."
- Para que los sacerdotes no descuiden la parte esencial de su ministerio que es la oración, oremos...
- Para que los párrocos, conociendo las necesidades de sus comunidades, pidan a Dios por ellas, oremos...
- Para que por medio de la oración los pastores de nuestra Iglesia descubran los caminos para guiar y santificar a los fieles, oremos...
- Para que los sacerdotes, en la oración, puedan entregarse por entero a la voluntad del Padre, oremos...
- Para que, reconociéndose pecadores, pidan a Dios por su propia conversión, oremos...
- Para que, cada sacerdote, arrodillándose frecuentemente ante el Sagrario, pueda acrecentar una profunda amistad con Cristo,y dar testimonio de ella, oremos...
- Para que todos los párrocos puedan ejercer su ministerio haciendo de la oración el alma de su vida, oremos...
- Para que los sacerdotes tengan vivos deseos de hacer todas las cosas para salvar las almas, oremos...
- Para que los sacerdotes, teniendo como modelo al Santo Cura de Ars puedan reconocer el sacerdocio como el "amor del corazón de Cristo" y vivir una entrega pastoral sin límites, oremos...
"Jesús instituye a los Doce con una doble misión; "para que
estuvieran con Él y para enviarlos". Tienen que estar con Él para
conocerlo, para tener ese conocimiento de Él que las "gentes" no
podían alcanzar porque lo veían desde lo exterior y lo tenían por un
profeta, un gran personaje de la historia de las religiones, pero sin
percibir su carácter único (cf. Mt. 16, 13s.) Los Doce tienen que estar
con Él para conocer a Jesús en su Ser Uno con el Padre y así poder
ser testigos de su misterio. Tenían que haber estado con Él - como
dirá Pedro antes de la elección de Matías - cuando "el Señor Jesús
estuvo con nosotros" (cf. Hech. 1, 8.21) Se podría decir que tienen
que pasar de la comunión exterior con Jesús, a la interior. Pero al
mismo tiempo están ahí para ser los enviados de Jesús - "Apóstoles",
precisamente - , los que llevan su mensaje al mundo, primero a las
ovejas descarriadas de Israel pero luego "hasta los confines de la
tierra". Estar con Jesús y ser enviados, parecen a primera vista
excluirse recíprocamente, pero ambos aspectos están íntimamente
unidos. Los Doce tienen que aprender a vivir con Él de tal modo que
puedan estar con Él, incluso cuando vayan hasta los confines de la
tierra. El estar con Jesús conlleva por sí mismo la dinámica de la
misión, pues, en efecto, todo el ser de Jesús es misión".
(Benedicto XVI, "Jesús de Nazaret", abril de 2007)
"Jesús llama a un núcleo de íntimos particularmente elegidos por Él, que
continúan su misión y dan orden y forma a esa familia. En este sentido, Jesús ha dado
origen al círculo de los Doce...
...La elección de los discípulos es un acontecimiento de oración; ellos son
por así decirlo, engendrados en la oración, en la familiaridad con el Padre. Así, la
llamada de los Doce tiene, muy por encima de cualquier otro aspecto funcional, un
profundo sentido teológico: su elección nace del diálogo del Hijo con el Padre y está
anclada en Él. También se debe partir de ahí para entender las palabras de Jesús:
"Rueguen, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies" (Mt. 9, 38): a
quienes trabajan en la cosecha de Dios no se les puede escoger simplemente como un
patrón busca a sus obreros; siempre deben ser pedidos a Dios y elegidos por Él mismo
para este servicio." (Benedicto XVI, "Jesús de Nazaret", abril de 2007)
Oración por el sacerdote:
Señor Jesucristo, Tú que fuiste enviado por el Padre y elegiste a algunos
para que ejercieran públicamente y en tu Nombre el ministerio sacerdotal
en la Iglesia al servicio de los hombres y completaran en el mundo tu obra
de Maestro, Sacerdote y Pastor, te pedimos que tu Iglesia crezca y se
edifique como Pueblo de Dios y Templo del Espíritu Santo gracias al
ministerio de nuestro párroco N.N. (nuestro capellán, vicario, u otro, según
el caso). Que él se asemeje a Ti:
- Que anuncie el Evangelio, apaciente a tu pueblo y celebre el culto divino
con una vida santa.
- Que meditando tu ley, tu Palabra, crea lo que lee, enseñe lo que cree y
practique lo que enseña.
- Que su doctrina sea sustanciosa para el Pueblo de Dios.
- Que tenga conciencia de lo que hace al unir su vida al sacrifico del altar en
la celebración de la Eucaristía y procure morir al pecado.
- Que al bautizar, al confesar, al ungir a los enfermos, al rezar asiduamente
por el Pueblo de Dios y por el mundo entero recuerde que con alegría
continúa tu misión no buscando sus intereses sino los tuyos.
- Que al permanecer unido y obediente al obispo tenga siempre presente tu
ejemplo de Buen Pastor ya que has venido a servir y a buscar y salvar lo que
estaba perdido.
A Ti que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres
Dios. Por los siglos de los siglos. Amén.
(Inspirada en la alocución de la Ordenación Presbiteral)
No hay comentarios:
Publicar un comentario